En primer lugar, es esencial comprender completamente el texto antes de comenzar la traducción. Parece algo obvio, pero a menudo, debido a la falta de tiempo u otros factores, nos lanzamos a traducir sin haber leído y entendido el documento que tenemos delante. Para mantener la coherencia, es crucial tener un profundo conocimiento del contexto en el que se enmarca el documento, incluyendo la industria, el tema específico y el propósito del texto. Comprender el contexto nos permite tomar decisiones acertadas y mantener la coherencia en la terminología, el estilo y el tono.
Otro aspecto clave es utilizar una terminología coherente a lo largo de todo el documento. No debemos traducir un término de una manera al inicio del texto y de otra forma más adelante. Para lograrlo, es recomendable establecer una lista de términos y utilizarlos de manera consistente en todo el texto. Una base de datos terminológica u otras herramientas de gestión terminológica pueden ser de gran ayuda para llevar un control riguroso de los términos utilizados. También es útil crear un glosario o una guía de estilo con instrucciones claras sobre la terminología, el estilo y las convenciones lingüísticas que debemos seguir en las traducciones de un determinado cliente (muchas veces es el propio cliente quien los facilita).
Las herramientas de traducción asistida por ordenador (TAO), como Trados o MemoQ, son aliados valiosos para mantener la coherencia en traducciones largas y complejas. Estas herramientas ofrecen funciones como las memorias de traducción, que almacenan segmentos de texto traducidos previamente para su reutilización. De esta manera, nos aseguramos de que las repeticiones y frases similares se traducen exactamente igual.
Además de la coherencia terminológica, es fundamental mantener la estructura y fluidez del texto. Debemos verificar que el orden de los párrafos y secciones se mantiene en la traducción y que el estilo de redacción es coherente en todo el documento. La atención a la estructura y la coherencia estilística facilitará al lector seguir el hilo del texto sin dificultad.
Y ¿cómo podemos conseguir que nada de esto se nos pase por alto? Con la intervención de un revisor y un corrector experimentados. La revisión y la corrección son etapas esenciales para garantizar la coherencia en la traducción de documentos extensos. Dedicar tiempo suficiente a revisar el texto traducido en busca de errores, incoherencias o inconsistencias nos permite corregir desviaciones y garantizar que el mensaje se mantiene coherente y claro en todo el documento.
En resumen, lograr la coherencia en la traducción de documentos largos y complejos requiere de una planificación adecuada, el uso de herramientas TAO, la creación de glosarios o guías de estilo y una revisión exhaustiva. Si seguimos estas prácticas (y prometido que en Pafelingua siempre lo hacemos), los traductores podemos garantizar que nuestras traducciones son coherentes, precisas y efectivas en la transmisión del mensaje original. La coherencia es un aspecto clave si se quiere ofrecer una traducción de calidad.