La neutralidad es fundamental
Uno de los principios éticos más importantes en la traducción y la interpretación es la neutralidad. Los traductores y los intérpretes debemos ser imparciales y objetivos a la hora de transmitir el mensaje de un idioma a otro. No debemos permitir que nuestras propias creencias o prejuicios influyan en nuestro trabajo. La neutralidad es esencial para garantizar que el contenido se transmite de manera justa y precisa.
Privacidad y confidencialidad
La confidencialidad es otra consideración ética crítica en estas dos profesiones que nos ocupan. Tanto los traductores como los intérpretes solemos tener acceso a información confidencial, como documentos legales, médicos o comerciales. Debemos, por tanto, comprometernos a mantener la privacidad y confidencialidad de la información que se nos facilita en el curso de nuestro trabajo. Esto es especialmente relevante en entornos médicos y jurídicos, donde la privacidad del paciente o el cliente es fundamental.
Preservar la integridad del mensaje
El objetivo principal de la traducción y la interpretación es preservar la integridad del mensaje original. Esto significa que los profesionales de ambos sectores debemos evitar modificar el contenido o agregar nuestra interpretación personal al texto o al discurso. La fidelidad al mensaje original es esencial si queremos que personas que hablan un idioma diferente puedan entender y confiar en la información que se les proporciona.
Respeto por las culturas e identidades
En los ámbitos de la traducción y la interpretación, la ética también implica un profundo respeto por las culturas y las identidades de las personas cuyos mensajes se están transmitiendo. Los profesionales debemos ser conscientes de las diferencias culturales y lingüísticas y adaptar el mensaje de manera adecuada la audiencia de destino. Esto incluye comprender los matices culturales y el uso de un lenguaje sensible.
Rechazo de la discriminación y el sesgo
Los traductores y los intérpretes debemos rechazar cualquier forma de discriminación o sesgo. No debemos participar en la traducción de contenido que promueva la discriminación, el racismo o cualquier otro tipo de prejuicio. Mas bien todo lo contrario: hemos de adoptar una posición ética y negarnos a trabajar en proyectos que vayan en contra de estos principios.
El dilema de la fidelidad y la exactitud
En ocasiones, a los traductores y los intérpretes nos toca enfrentar un dilema ético entre la fidelidad al mensaje original y la necesidad de ajustar este mensaje para que sea culturalmente apropiado o políticamente correcto en el idioma de destino. Este es un desafío complejo, y los profesionales debemos equilibrar cuidadosamente la precisión con la sensibilidad cultural.
La ética es una parte fundamental en los campos de la traducción y la interpretación. Los traductores e intérpretes profesionales debemos ser imparciales, respetar la confidencialidad y la privacidad, preservar la integridad del mensaje, ser culturalmente sensibles y rechazar cualquier tipo de discriminación. Cumplir con estos principios éticos es la mejor forma de garantizar que la comunicación global sea efectiva, precisa y respetuosa. La ética no solo es un deber moral, sino también un pilar que sustenta la integridad y la confianza en nuestras profesiones.