Encabeza el listado la situación económica general, que preocupa a casi el 78 % de los encuestados. Tras la pandemia, la crisis de suministros y la guerra en Ucrania, el término «incertidumbre» acapara todos los titulares. Pese a haberse cumplido ya tres años desde el inicio de esta crisis que afecta a todo el planeta, las perspectivas para 2023 siguen marcadas por las dudas. Según los expertos analistas, va a haber inflación elevada durante mucho tiempo. Este es el principal problema que afronta la economía y el segundo que más preocupa a los profesionales del sector de la traducción y la interpretación.
Si la vida es más cara y nuestros gastos (personales y profesionales) se están «comiendo» a los ingresos, lo lógico sería actualizar las tarifas en consonancia con el contexto social. Sin embargo, en tiempos de crisis, la competencia por precio suele ser una de las tendencias más recurrentes. Todo el mundo quiere sobrevivir y, desafortunadamente, hay un elevado porcentaje de empresas y profesionales independientes que, lejos de luchar por mantener unas condiciones dignas, abaratan sus servicios. Tanto es así, que la bajada de tarifas por parte de la competencia preocupa a prácticamente el 70 % de las empresas participantes en la encuesta de ANETI.
Cambiando de tercio, el cuarto y quinto lugar lo ocupan la irrupción de la traducción automática (59,21 %) y el mantenimiento de los puestos de trabajo (57,89 %). Como ya hemos comentado en artículos anteriores, son muchos los clientes que solicitan la revisión de un texto traducido de manera automática con el fin de abaratar costes, cuando la realidad es que esta tarea suele requerir más dedicación que la de traducir directamente el documento, si es un traductor profesional el que lo hace. Lo peor es que hay quien acepta cobrar menos por un trabajo más complejo y que hay empresas dispuestas a sustituir personal por motores de traducción automática. En otras (muchas) ocasiones, son los traductores en plantilla quienes, tras haber ganado conocimientos, rodaje y experiencia, deciden lanzarse a la vida freelance, lo cual obliga a las agencias de traducción a estar en continua búsqueda y formación de nuevos empleados.
Por último, el impago de clientes (que todos hemos sufrido alguna vez) y los recortes en el sector público son, en ese orden, los últimos dos aspectos que quitan el sueño a los traductores e intérpretes profesionales. ¿Y a ti? ¿Te animas a compartirlo en comentarios?