El castellano, por ejemplo, tiene unas 88.000 palabras. Sin embargo, afirmar que nuestra lengua – o cualquier otra – es lo suficientemente rica como para expresar todas las sensaciones y emociones que puede llegar a experimentar el ser humano es quedarse corto. A continuación, os dejo algunas palabras tan específicas que solo existen en un idioma concreto:
1. El término alemán «Torschlusspanik» hace referencia al miedo a que disminuyan las oportunidades a medida que uno envejece, es decir, a perderse algo importante en la vida.
2. También en el idioma alemán, el término «Schadenfreude» ha ido cobrando una relevancia importante e incluso se ha tomado «prestado» en otras lenguas. Expresa el sentimiento de satisfacción que produce el sufrimiento ajeno: esa risa instintiva que produce ver a alguien caerse o la sensación de gozo que nos recorre el cuerpo cuando una persona que ha actuado mal recibe su merecido.
3. El antónimo lo encontramos en el otro extremo del planeta. «Mudita» es un concepto budista que hace referencia a la «alegría comprensiva», el placer que genera la felicidad ajena.
4. Si eres de España o tratas asiduamente con españoles, estoy segura de que haces la «sobremesa» o, al menos, conoces esta práctica genuinamente española. La «sobremesa» es la costumbre de permanecer en la mesa una vez que has terminado de comer, conversando con los compañeros de mesa, tomando un café o un licor... En definitiva, pasando un tiempo de ocio.
5. Y ¿a quién no le ha pasado tener que presentar a alguien y no recordar su nombre? Pues en Escocia tienen un término para denominar ese momento de vacilación: «tartle». Aunque más escuetos son los italianos que únicamente necesitan tres letras para decir que no tienen ni idea de algo: «boh».
6. A los franceses, por su parte, les encantan las expresiones únicas y, por ello, tienden a dar nombre a ideas tan concretas como el sentimiento de no estar en el país de uno (dépaysement), el desatino de tener la respuesta correcta cuando ya es demasiado tarde (l’esprit de l’escalier), la necesidad de saltar desde lugares altos (l’appel du vide) o el gusto de pasar la mañana holgazaneando sin salir de la cama (grasse matinée).
7. Y hablando de gandulear, hay a quien le encanta que le peinen suavemente con los dedos mientras se relaja... Pues en Brasil tienen un término para designar esta acción: «cafuné».
Puede que no en todos los idiomas existan equivalentes exactos, pero, si algo tenemos claro los que nos dedicamos profesionalmente a la traducción, es que nada es intraducible. Todo puede solucionarse con un circunloquio, esto es, una figura retórica que consiste en utilizar más palabras de las necesarias para expresar una idea o un concepto, o una paráfrasis, o lo que es lo mismo explicando con palabras propias el contenido de un texto. En gran parte, en eso consiste la traducción: en ser natural y ser capaz de expresar lo mismo que el texto original, aunque sea de distinta forma. El mensaje es lo importante. ¡No lo olvides!
Escrito por Ana Gutiérrez González