Partiendo de que las condiciones técnicas sean las óptimas, son varias las circunstancias que afectan a la calidad de una interpretación simultánea, y que un buen intérprete no debe olvidar:
- El discurso es lo más importante y, por tanto, se debe respetar en todo momento la información contenida en el original. El intérprete solo dispone de unos segundos para ordenar ideas y aplicar las estrategias que más le favorezcan como, por ejemplo, anticiparse a lo que va a decir el orador. Asimismo, un buen intérprete simultáneo debe siempre tener en cuenta que el discurso es más que una sucesión de palabras, también contiene elementos no verbales que el orador incorpora con el fin de añadir matices (p. ej., la entonación), y que el intérprete no puede obviar.
- Una interpretación puede acabar convirtiéndose en un absoluto fracaso si el orador habla, pero, por el motivo que sea (una voz monótona, un acento demasiado marcado…), no transmite nada al público que le está escuchando. Por ello, aunque, como decíamos antes, es imprescindible respetar el texto del discurso original, el intérprete simultáneo sí que puede, e incluso diría que debe, trabajar el ritmo, los silencios, etc., con el objetivo de «amenizar» la intervención y atraer a los oyentes.
- A esto también debe contribuir el orador, el otro extremo de la comunicación. Debe ser permanentemente consciente de que está siendo interpretado para facilitar el trabajo del intérprete simultáneo y hacer posible que se establezca una comunicación adecuada.
¿Qué destrezas debe poseer un buen intérprete simultáneo?
Sin duda, es imprescindible que domine a la perfección las lenguas de trabajo, pero ni de lejos es suficiente. El intérprete no es un autómata, sino una persona que comunica algo con independencia del discurso que interpreta. Por ello, es también indispensable que posea una rápida capacidad de reacción, una gran resiliencia frente al estrés y un nivel cultural casi inalcanzable que le permitan afrontar los distintos retos que puede plantear un discurso.
En segundo lugar, un intérprete simultáneo debe trabajar su seguridad y confianza, ya que si carraspea o introduce pausas dubitativas, los oyentes percibirán esa indecisión o nerviosismo, y la credibilidad del discurso se verá menoscabada. El intérprete, como comunicador, debe ser consciente y tener cuidado con los elementos no verbales que utiliza.
Finalmente, a todo lo anterior hay que sumar una gran capacidad de trabajo fuera de la cabina y unas excelentes dotes de investigación y documentación. Porque un intérprete puede estar un día interpretando sobre salud pública y al día siguiente sobre patrimonio cultural, por lo que toda interpretación requiere un amplio trabajo previo, de modo que, llegado el momento, el intérprete esté completamente familiarizado con la temática y la terminología empleada.
Escrito por Ana Gutiérrez González