Un buen día, Frédéric Baron, decidió que la mejor manera de dar la vuelta al mundo era recopilando las diferentes formas de escribir “Te quiero”.
Pocas eran las personas que rechazaban su petición. De esta forma, llegó a recopilar mil hojas. Todas las hojas tenían las mismas dimensiones 21 x 29.7 cm y en su parte inferior Frédéric Baron escribía el nombre del país, el nombre del idioma, su pronunciación fonética y su transcripción en francés.
En su afán por averiguar los misterios de la “gramática del amor” (según sus propias palabras) llegó incluso a realizar investigaciones en el Museo del Hombre, en la Unesco, en colaboración con el laboratorio de idiomas del CNRS, para someter los textos al estudio de los lingüistas del INALCO (Instituto Nacional de Idiomas y Civilizaciones Orientales), así pudo comprobar la complejidad de cada idioma. Únicamente en el Magreb, recopiló 6 versiones diferentes en árabe de “Te quiero”.
Un buen día de primavera, allá por el año 1977, Claire Kito, responsable en la actualidad de los talleres de caligrafía china en la ADAC (Asociación para el Desarrollo y la Animación Cultural), de la ciudad de París, se encontró con Frédéric Baron y éste le presentó su colección de escrituras de “te quiero” en muchísimos idiomas y dialectos de todo el mundo.
De este fabuloso encuentro surgió la idea de reunir todas esas palabras de amor en un gran fresco,… ¡Un precioso proyecto para una profesional de la caligrafía!
Por eso gracias al trabajo de ambos hoy podemos disfrutar de este rincón del mundo de la traducción tan romántico en el que podemos encontrar “te quiero” en nuestro idioma.
¿Te animas a buscarlo?