Si algo nos inculcan a los traductores desde el inicio de nuestra formación es la importancia de la lengua materna. Tenemos que conocer a fondo todas las lenguas con las que trabajamos, pero solo lograremos un buen resultado si dominamos a la perfección la nuestra propia. Una buena traducción es la que parece un texto original redactado directamente por un nativo, por lo que nunca podemos descuidar el español. Y si esto es importante en traducción, mucho más lo es en interpretación, donde solo disponemos de unos segundos para reformular y transmitir el mensaje. De hecho, en el ámbito de la interpretación institucional, se busca sobre todo que el idioma activo, que normalmente suele ser la lengua materna, se tenga muy afianzado y que el resto sean idiomas pasivos.
La complejidad del español hace que todos alguna vez cometamos los errores más frecuentes de nuestra lengua, especialmente del castellano hablado, así que no se nos ocurre mejor forma de celebrar el Día de la Lengua Española que recapitular en este artículo las meteduras de pata más comunes para que no las repitamos:
- La construcción en base a
Según la Fundéu, para decir que aquello de lo que se habla se hace con fundamento en algo, se recomienda emplear preferiblemente sobre la base de, basándose en, a partir de, de acuerdo con, con base en o según.
- El queísmo y el dequeísmo
El dequeísmo es el uso incorrecto de la preposición de delante de la conjunción que (p. ej., opino de que…), mientras que el queísmo consiste en la supresión indebida de la preposición de (p. ej., no me acordaba que…). Ciertos verbos españoles exigen en su construcción la presencia de la preposición de, y es precisamente el temor a caer en el dequeísmo lo que lleva a algunos hablantes a omitir esta preposición en los casos en los que, sin embargo, es obligatoria.
- El uso del infinitivo como imperativo y el infinitivo introductorio
La forma del infinitivo con valor imperativo solo es válida cuando va acompañada de la preposición a o cuando se emplea para dar órdenes al público en general (p. ej., no pasar). Por su parte, el uso del infinitivo para introducir una información dirigida a alguien (p. ej., por último, señalar que…) es un error cada vez más frecuente en el lenguaje oral, y especialmente en los medios de comunicación. En español, los infinitivos siempre forman parte de una perífrasis verbal o constituyen el verbo de una oración subordinada.
- La combinación adverbio + posesivo
Los adverbios que indican relaciones espaciales o temporales (cerca, antes, detrás…) nunca pueden ir seguidos de los posesivos mío, tuyo, nuestro… Lo correcto sería decir cerca de mí, antes de ti o detrás de nosotros.
- La formación del pretérito perfecto simple
Es una regla muy sencilla, pero que mucha gente parece desconocer: la segunda persona del singular no termina en «s». Es decir, ayer no dormistes, sino que dormiste (y comiste, limpiaste, corriste, cenaste…).
Si nos fijamos en el lenguaje escrito, son muchos más los errores frecuentes que podemos sumar a esta lista. Entre ellos se cuentan el uso incorrecto del gerundio, el excesivo uso de las formas el mismo o la misma con valor anafórico, la escritura de la coma entre el sujeto y el predicado, la ausencia de acentos cuando se escribe en letras mayúsculas o los errores ortográficos en palabras de sonido similar (p. ej., hay, ahí y ay).
Todos somos responsables de cuidar nuestra lengua materna. Leer en nuestro idioma o consultar fuentes fiables como el sitio web de la Fundéu, el Diccionario Panhispánico de Dudas o la Nueva gramática de la lengua española cuando nos asalte una duda son las mejores formas de aprender y corregir nuestros errores. Recuerda: que lo digan no quiere decir que esté bien dicho. Cuidar el español es preservar nuestra cultura.