Aunque, en un primer momento, prácticamente todos los intérpretes, independientemente de su ámbito de especialidad, experimentaron una caída muy sustancial del volumen de trabajo y facturación, poco a poco la demanda ha vuelto a recuperarse, y tanto profesionales como clientes han tenido que adaptarse a las nuevas circunstancias.
Dentro del sector de la interpretación, podemos decir que la interpretación de conferencias, la cual consiste, como su nombre bien indica, en hacer una interpretación de una reunión entre profesionales de un mismo sector, es el ámbito en el que más ha cambiado la forma de trabajar debido a la irrupción de la interpretación remota como consecuencia de la cancelación masiva de eventos donde la presencia física era obligada.
La presencialidad ha dado paso a programas y aplicaciones de videollamadas tales como Zoom, que ofrece entre sus funciones la «interpretación de idiomas». Esta tecnología ha permitido que, en estos tiempos en los que la distancia social es indispensable, las reuniones de trabajo, los congresos profesionales o las reuniones políticas internacionales puedan llevarse a cabo sin importar dónde se celebren. Pero esta modalidad interpretativa también tiene su lado negativo, y es que la «fatiga de Zoom» existe. En la interpretación simultánea, la comunicación no verbal es tan importante como el contenido del mensaje, puesto que el lenguaje corporal facilita la labor del intérprete. En este sentido, el hecho de solo poder visualizar el rostro del ponente, sumado a otros factores de estrés, como la ausencia de contacto directo con la organización o el técnico de sonido o la imposibilidad de que los intérpretes puedan escucharse entre sí, produce en estos una sobrecarga cognitiva que afecta al proceso, lo cual ha llevado a cambiar el formato de las reuniones, que, por lo general, ahora son más cortas.
La interpretación telefónica, que pertenece al ámbito de la interpretación de enlace (también denominada interpretación bilateral), es otro servicio que ha visto incrementada su demanda, sobre todo en los hospitales. La interpretación en los servicios públicos, y más específicamente la interpretación médica, ha sido fundamental en estos últimos meses para informar adecuadamente a los pacientes extranjeros que han ingresado en nuestros centros sanitarios. En circunstancias normales, el intérprete profesional se situaría entre los interlocutores y traduciría alternamente lo que van diciendo las diferentes partes, pero la sobresaturación del servicio y el riesgo de contagio en los hospitales han convertido la interpretación telefónica en el principal recurso de comunicación entre médico y paciente.
Y cómo no, siempre hay quienes abusan de la ingenuidad y la desesperación de las personas en su momento de mayor debilidad. Según cuenta la intérprete de conferencias Madeleine Cases Silverstone en La linterna del traductor, durante este tiempo y, sobre todo al inicio de la pandemia, muchas empresas se han presentado como agencias de contratación que ofrecen condiciones de trabajo bastante mejorables, pero que muchos intérpretes han aceptado con la creencia de que tendrían trabajo con cierta regularidad en un momento en el que todos los compromisos previstos se había cancelado.
En tiempos de cambio, hay que saber abrirse a nuevas oportunidades, pero no por ello debemos renunciar a nuestra profesionalidad, dignidad y valor como profesionales, y, por supuesto, nadie debería aprovecharse de esta situación. La comunicación internacional nunca ha sido más útil que hoy, por lo que la labor de los intérpretes de todas las especialidades siempre será necesaria. Todo volverá a ir bien, aunque la forma de trabajar no sea la de antes.