Aprovechando esta ocasión, no queremos dejar de dedicar un artículo a la labor de nuestro gremio. ¿Por qué es tan importante nuestro trabajo?
Parece que, poco a poco, la sociedad va tomando conciencia de la relevancia y lo necesario de la traducción. No obstante, nuestra profesión sigue sin tener el reconocimiento que reclamamos y el papel del traductor no está lo suficientemente valorado.
La traducción es una de las profesiones con más intrusismo laboral. Creo que nadie sería capaz de postularse para un puesto de cocinero porque es fan de Masterchef y le salen genial los canelones, o de instalador de paneles solares porque durante la carrera cursó la especialidad de traducción técnica. Entonces, ¿por qué sí sucede al contrario? La respuesta es sencilla: para mucha gente la nuestra es una profesión fácil.
Demasiadas personas creen que cualquiera lo puede hacer y, por esta razón, buscan simplemente la traducción más barata, sin pararse a pensar si esa persona está debidamente cualificada o cuenta con experiencia demostrable. En nuestra sociedad existe un serio problema cultural y de reconocimiento hacia un trabajo que está tan presente en nuestras actividades diarias que rara vez nos damos cuenta.
Aunque no seas consciente, los traductores te acompañamos desde que te levantas hasta que te acuestas. Estamos en esa revista que lees en el metro, en la etiqueta de tu acondicionador, en la caja de las galletas, en las películas de terror que te quitan el sueño o en las instrucciones del lavavajillas. Estamos en cualquier información que procede de un país diferente al nuestro.
Decía el ensayista y crítico literario estadounidense George Steiner que «sin traducción habitaríamos provincias lindantes con el silencio». Gracias a los traductores se han realizado importantes aportaciones en el ámbito científico, matemático, médico o literario a las que de otro modo no tendríamos acceso. Gracias a ellos viajamos sin miedo a países cuyo idioma no conocemos. Si no fuera por los traductores audiovisuales, ¡cuántas series, películas y documentales habríamos dejado de ver! Gracias a los traductores jurados puedes, por ejemplo, expandir tu empresa a nivel internacional o inscribir tu matrimonio en otro país.
¿Y qué decir de la literatura? Si no existiera la traducción, nunca hubiéramos leído a autores sublimes como Franz Kafka, George Orwell o Virginia Woolf, y novelas que han marcado el panorama literario, como Anna Karenina, de León Tolstói, Hamlet, de William Shakespeare, o El código Da Vinci, de Dan Brown.
¿No crees que una actividad que convierte lo diferente en semejante, nos enriquece y nos abre un número infinito de puertas debería tratarse con el máximo respeto y concienciación?
Escrito por Ana Gutiérrez González