¿Por qué utilizamos la palabra «call» cuando en español existen las «llamadas»? ¿Por qué decimos que algo es «low cost» en lugar de «barato»? ¿Por qué dices que eres «freelance» y no «autónomo»?
Es cierto que, a lo largo de su historia, todos los idiomas se han ido enriqueciendo gracias a las aportaciones procedentes de otras lenguas. Y también es un hecho que ciertas incorporaciones responden a nuevas necesidades porque no existen o no es fácil encontrar términos españoles equivalentes. En este sentido, la Real Academia Española distingue entre extranjerismos superfluos y extranjerismos necesarios.
En el caso de los segundos, los cuales representan conceptos para los que no existe aún una palabra en español, como puede ser el caso de sushi, geisha o paparazzi, la RAE propone dos criterios para «castellanizarlos»:
- Mantener su grafía y pronunciación originarias, pero escribirlos en cursiva para resaltar su carácter ajeno a la ortografía española. Este sería el caso de «sushi» o «geisha».
- Adaptar al español su grafía y pronunciación originarias, bien manteniendo la grafía original, pero pronunciando y acentuando la palabra según las reglas del español, bien manteniendo la pronunciación original, pero adaptando la forma extranjera al sistema gráfico del español. Como ejemplos podemos mencionar los términos airbag, para el cual se propone la pronunciación [airbág], y paddle, para el cual se propone la adaptación «pádel».
¿Pero qué ocurre con otros extranjerismos tan frecuentes como «celebrity», «runner», «lobby», «cash», «copyright», «hot dog», «eyeliner», «gloss», «jeans», «ebook», «hashtag», «spam», «followers», «post», «handmade» o «bullying»? Pues que son completamente innecesarios y que la Real Academia Española censura su uso a favor de la voz española: famoso, corredor, grupo de presión, dinero en efectivo, derechos de autor, perrito caliente, delineador, brillo de labios, vaqueros, libro electrónico, etiqueta, correo basura, seguidores, artículos, hecho a mano o acoso escolar, en este caso.
Hace poco, el diseñador Lorenzo Caprile denunció vehementemente el abuso de los extranjerismos en la industria de la moda por la presión de las grandes marcas, que dan preferencia a los términos en otras lenguas, sobre todo en inglés. «Un shooting es una “sesión de fotos”, un fitting, “probarse ropa”, el booker, el “agente” de una modelo, cuando te invitan a un front row te están invitando a la “primera fila” y una steamer es una “p*** plancha”», dijo textualmente.
Y desde Pafelingua, como lingüistas y traductores que somos, no podemos más que sumarnos a su reflexión y hacerla extensiva a todos los ámbitos de la sociedad. Por favor, no utilicemos los extranjerismos de manera innecesaria. Si ya existe una palabra en español, ¡vamos a darle uso!